viernes, 12 de septiembre de 2008

HISTORIA DE BARCIAL EN TRILLO


Como ya os comenté hace unos días, el pasado fin de semana lo pasé en las fiestas de Trillo, donde estaba anunciada una corrida de Barcial.

La corrida no salió mala, hubo un poco de todo. Dos toros (primero y tercero) con gran sentido y muy peligrosos, los cuales requerían una lidia a la antigua, sobre las piernas, pese a que un subalterno me dijese que eso era ilidiable. Hubo un lote (segundo y quinto), el de El Renco, que fue bueno. El primero de ellos, un toro noble, que tomaba los engaños con gran humillación, pero que no era la tonta del bote. El segundo, fue un toro encastado, ante el que había que estar muy firme. Hubo otros dos (cuarto y sexto), mas bajos de casta, que resultaron nobles pero con poca emoción. Lo que ahora se llama manejables.


A la corrida se la pegó fuerte en el caballo, excepto al segundo. Los toreros estuvieron fatal. Vicente Barrera, totalmente desbordado, sin saber que hacer e incapaz de dar un muletazo sin mover las zapatillas.

El Renco, anduvo toda la tarde en plan populista, con numerosos gestos de cara a la galeria. A la hora de torear, nada de nada. Dejó escapar el lote de la corrida.

Sanchez Vara, superado y sin recursos en su primero y muy vulgar en su segundo.


Las cuadrillas no fueron menos, un auténtico desastre. Un banderillero de Barrera, recibió una cornada en el muslo de 18 cm, al recibir de capote al primero de la tarde. Tras sufrir una espectacular colada, cayó al suelo junto a las tablas, siendo volteado y empitonado.


La corrida tuvo lio antes de empezar, tanto en los días previos como por la mañana, en el desencajonamiento. Los tres espadas, días antes de embarcar, llamaron al ganadero para pedirle que no embarcara el cinqueño que había reseñado. Éste se negó, diciendo que estaba comprado y reseñado y que el toro iba a la plaza. Esa misma mañana, se desencajona el toro dentro del sexteto que se lidiaría por la tarde. Una vez concluido éste, las cuadrillas exijen que se debe lidiar el sobrero, que se había quedado en el camión. Presionaron amenazando que se iban si no se cambiaba el sobrero por el cinqueño. Estas presiones tuvieron efecto y el cinqueño salió de la corrida.

Ni que decir tiene que el cinqueño era el toro de más presencia de la corrida y el más astifino. El sobrero, también de Barcial, era la mitad.

Así esta la fiesta, tres toreros como estos son capaces de presionar y ordenar lo que hay que hacer a su antojo. Vamos apañados.
En la foto, el cinqueño que finalmente no se lidió.

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