miércoles, 10 de junio de 2009

UNA DESPEDIDA MÁGICA


Casi con una semana de retraso, me siento por fin delante del ordenador para aportar mi granito de arena e intentar contar lo acontecido el pasado viernes en la plaza de toros de Madrid. Es imposible explicar lo ocurrido. Sólo los presentes, unos privilegiados, lo saben realmente.

Luis Francisco Esplá, se despidió de la afición de Madrid, como no podía ser de otra manera, a lo grande. Fue la despedida soñada. Al fin, este mundo de los toros tantas veces cruel e injusto, le regaló a este torero un adiós acorde a lo que ha sido su trayectoria. Era el destino. Tenía que ser así. Esplá creó una autentica obra de arte con “Beato”, que así se llamaba el toro de Victoriano del Rio. Pedazo toro de trapío y de comportamiento. Se le otorgó la vuelta al ruedo, pedida por el propio torero como muestra de agradecimiento al que fue un magnífico colaborador. Fue inolvidable. La plaza se convirtió en esa especie de burbuja mágica, donde brotaban las emociones y los sentimientos de 24.000 personas. La alegría era incontenible. Esplá había logrado el milagro. Todo ello por torear como los ángeles, con naturalidad y torería. Hasta la climatología se unió al acontecimiento, el viento paró y una vez concluida la obra cayeron algunas gotas. El cielo lloraba de emoción, como muchos de los allí presentes.

Por eso esta fiesta es tan especial y única, porque es capaz de generar este tipo de sentimientos. Personalmente, no había vivido nunca una salida a hombros así. Fue impresionante y sumamente bonita. La gente, espontáneamente, se tiro al ruedo para despedir a su héroe, que en hombros de su hijo dijo adiós a la plaza en la que tantos éxitos ha logrado.

Nunca más le veremos hacer el paseíllo en este coso y se le va a echar mucho de menos. Con él se van muchas cosas. La torería, la naturalidad, la personalidad. En definitiva, se va un TORERO. Todos recordaremos las tardes como la del 82, la del Victorino que hirió al Califa, la del toro Poleo de Cuadri, aquella tarde de otoño en la que cortó un trofeo a cada toro de Carlos Núñez y Manolo González, y tantas y tantas otras.

Y por supuesto recordaremos la tarde del viernes día 5 de junio de 2009, donde el maestro firmó una de sus mejores obras.
La foto fue publicada en www.las-ventas.com

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me da que este acontecimiento ha enganchado de por vida a un buen número de jóvenes al igual que en los años 80 enganchó la corrida del siglo, los victorinos o el toreo eterno de Antoñete. No se me ocurre mejor promoción de la fiesta que lo que hizo Esplá, un toro de verdad y una afición como la de Madrid. Aún estoy en la nube, Luiji.
Miguel Zafra

Anónimo dijo...

Jamás he sentido nada parecido en una plaza de toros. El hechizo aún perdura, intento explicarlo a los que no tuvieron la suerte de estar allí y es imposible.
Miriam Sánchez

Anónimo dijo...

Pedazo Torero, pedazo persona.
Sigo emocionándome cuando recuerdo lo que viví la otra tarde.

Anónimo dijo...

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es original con mucho contenido realmente interesante.

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