lunes, 3 de marzo de 2008

MORANTE EN VISTALEGRE


Como ya conté el viernes, me fui a Vistalegre a ver la reaparición de Morante, alternando en mano a mano junto al Pana. Pues bien, la tarde fue surrealista.
Para empezar, a las 7 de la tarde, hora del comienzo de la corrida, se anunció por megafonía que el festejo se retrasaba 20 minutos a causa del tráfico, "por razones que todos entenderíamos". Los espadas no habían llegado y se supone que nosostros lo teníamos que entender. De locos.
A la gente (muchos de ellos hooligans de Morante), le importó tanto ese suceso, que recibió a los toreros en pie, con una ovación atronadora. Si hubiesen llegado cuando debían, los sacan en hombros. No contentos con eso, les obligaron a saludar.
Cuando se iba a iniciar el paseillo, el caballo de un alguacil se desbocó, correteando por todo el ruedo, hasta que llegó donde se encontraban los de luces y tiró al jinete, propinándole una gran costalada. No fue la única. El caballo "indio" de picar, también se desbocó, estrellándose contra un burladero. El resultado fue, una fea caída del picador y una mano rota del caballo.

Lo más importante, el toro, brilló por su ausencia, como todos sospechábamos. A casi todos les daba lo mismo, pues jaleaban todo con auténtico fervor. La corrida de Cuvillo fue asquerosa. Mal presentada, con varios toros sin presencia ninguna, algunos más que sospechosos de pitones y totalmente inválida y descastada.
La tauromaquia de El Pana no sabría describirla. Es verdad que intentó suertes nuevas, pero no le salió casi nada. Luego, muchos saltos y cosas ridículas. Toreo fundamental, más bien poco. Cuando lo intentó, fue muy despegado, citando tumbado y sacando culo. Daba mas risa que otra cosa. Supongo que esta será su presentación y despedida en nuestro país.

De Morante, se puede decir que anduvo dispuesto toda la tarde (como no estarlo ante semejantes animalillos) y tuvo algunos momentos brillantes. Lo malo es que no había oponente. Dejó varios chispazos de su toreo. Las verónicas a su primero resultaron muy bellas y las repitió en menor medida ante el último, un sobrero de regalo. Luego, algunos muletazos sueltos como un precioso ayudado en el de regalo. A éste, lo banderilleó sin mucha fortuna.
Pero esto no es la fiesta, es otra cosa. Este es otro espectáculo bien diferente. Los hooligans del torero salieron encantados y los aficionados echando pestes. Con semejante basura de ganado esto pierde todo su interés. Con montajes como éste, no se hace ningún bien a la fiesta, por mucho que la prensa lo proclame a los cuatro vientos.

Pd: la foto es de Paloma Aguilar, publicada en Burladero.






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