Como ya dije en el post anterior, ayer asistí a la corrida de toros celebrada en un pueblecito de Guadalajara, llamado Pioz. Se lidiaba una corrida santacolomeña con el hierro de Adolfo Rodriguez Montesinos y hasta allí me fui ilusionado y con ganas de ver el comportamiento de los toros. El cartel lo formaban, Fernando Robleño, Javier Castaño y Raul Velasco.
No hubo suerte. Montesinos pegó un petardo en toda regla.
Lo primero que hay que decir, es que la corrida estaba bien presentada y en puntas (algo no muy común en estos tiempos). Toros de poco volumen, pero con trapío y muy en tipo del encaste.
Ahora bien, el comportamiento fue otra cosa.
Peor no pudo empezar la corrida. El primer toro salió descordado de chiqueros y tuvo que ser devuelto y apuntillado en el ruedo, pues tras caer no pudo levantarse. En su lugar, salió un sobrero de vete tu a saber que ganadería, afeitado para rejones y podrido por dentro. Hasta en tres ocasiones se tumbo el animal durante la lidia.
Segundo y cuarto fueron practicamente iguales. Rajados desde el primer tercio, buscando siempre las tablas y sumamente descastados. Parecían bueyes.
Tercero y quinto, resultaron mansos, rajados y descastados, con la diferencia, de que desarrollaron muy malas intenciones y un enorme peligro. Los dos tuvieron gran sentido y se pusieron imposibles durante la lidia. El tercero, propinó una espectacular voltereta a Raul Velasco de la que escapó de milagro, pues el toro le buscó en el suelo con gran saña. Cortó un trofeo de ese toro.
El quinto, no tuvo un muletazo, pues embestía directamente al pecho.
El toro que "salvó" algo la corrida, fue el sexto. Tras una lidia horrorosa, en la que fue muy mal picado y banderilleado, llegó al último tercio con nobleza y recorrido por el pitón izquierdo. No duró mucho, tres tandas por ese pitón, pues el derecho era imposible. Lo aprovechó a la perfeccción Raul Velasco. Las dos primeras tandas de naturales fueron muy buenas. Muletazos largos, muy templados y ligados, rematadas con pases de pecho sensacionales. Todo con mucha suavidad y tranquilidad, lo vio claro desde el principio. Remató con una estocada algo contraria y cortó las dos orejas. Fue una grata sorpresa. Habrá que volver a verlo en otros compromisos.
Robleño y Castaño, nada pudieron hacer.
Decir que las lidias fueron horribles. Entre las cuadrillas se veían auténticas caras de terror.
Algunos hombres de plata se quejaron abiertamente del encierro de por la mañana, en el que, según ellos, habrían estado los toros mucho tiempo en las calles. Los vecinos del pueblo que estaban a mi alrededor decían que no era cierto y que no había habido problemas.
No lo se, quizá influyera en el comportamiento. Ya se sabe que a los toros de este encaste hay que hacerles todo muy bien por el gran sentido que tienen y pueden acusar estos aspecto mas que otro encaste.
Lo que si es cierto, es que eso no puede servir de única excusa para justificar a la corrida. Toros como segundo y cuarto, no pueden ser admisibles para una ganadero supuestamente serio como es Montesinos.
No hubo suerte. Montesinos pegó un petardo en toda regla.
Lo primero que hay que decir, es que la corrida estaba bien presentada y en puntas (algo no muy común en estos tiempos). Toros de poco volumen, pero con trapío y muy en tipo del encaste.
Ahora bien, el comportamiento fue otra cosa.
Peor no pudo empezar la corrida. El primer toro salió descordado de chiqueros y tuvo que ser devuelto y apuntillado en el ruedo, pues tras caer no pudo levantarse. En su lugar, salió un sobrero de vete tu a saber que ganadería, afeitado para rejones y podrido por dentro. Hasta en tres ocasiones se tumbo el animal durante la lidia.
Segundo y cuarto fueron practicamente iguales. Rajados desde el primer tercio, buscando siempre las tablas y sumamente descastados. Parecían bueyes.
Tercero y quinto, resultaron mansos, rajados y descastados, con la diferencia, de que desarrollaron muy malas intenciones y un enorme peligro. Los dos tuvieron gran sentido y se pusieron imposibles durante la lidia. El tercero, propinó una espectacular voltereta a Raul Velasco de la que escapó de milagro, pues el toro le buscó en el suelo con gran saña. Cortó un trofeo de ese toro.
El quinto, no tuvo un muletazo, pues embestía directamente al pecho.
El toro que "salvó" algo la corrida, fue el sexto. Tras una lidia horrorosa, en la que fue muy mal picado y banderilleado, llegó al último tercio con nobleza y recorrido por el pitón izquierdo. No duró mucho, tres tandas por ese pitón, pues el derecho era imposible. Lo aprovechó a la perfeccción Raul Velasco. Las dos primeras tandas de naturales fueron muy buenas. Muletazos largos, muy templados y ligados, rematadas con pases de pecho sensacionales. Todo con mucha suavidad y tranquilidad, lo vio claro desde el principio. Remató con una estocada algo contraria y cortó las dos orejas. Fue una grata sorpresa. Habrá que volver a verlo en otros compromisos.
Robleño y Castaño, nada pudieron hacer.
Decir que las lidias fueron horribles. Entre las cuadrillas se veían auténticas caras de terror.
Algunos hombres de plata se quejaron abiertamente del encierro de por la mañana, en el que, según ellos, habrían estado los toros mucho tiempo en las calles. Los vecinos del pueblo que estaban a mi alrededor decían que no era cierto y que no había habido problemas.
No lo se, quizá influyera en el comportamiento. Ya se sabe que a los toros de este encaste hay que hacerles todo muy bien por el gran sentido que tienen y pueden acusar estos aspecto mas que otro encaste.
Lo que si es cierto, es que eso no puede servir de única excusa para justificar a la corrida. Toros como segundo y cuarto, no pueden ser admisibles para una ganadero supuestamente serio como es Montesinos.
En la foto uno de los ejemplares lidiados ayer.
4 comentarios:
I agree with you about these. Well someday Ill create a blog to compete you! lolz.
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Me imagino el disgusto que tendrá Adolfo Rodríguez, un ganadero escrupusolo como se sabe, y siento mucho el comportamiento de la corrida de Pioz cuando es un criador que merece que sus toros embistan.
Lo cual no quita y por eso realizo el comentario, que le de las gracias por la extraordinaria información que viene sirviendo, indepediente total y objetiva, de un gran aficionado, al pan, pan, rara avis taurinamente hablando en cualquier medio de comunicación hoy día.
La condesa de Estraza
Yo también me acerqué a Pioz y lo vi del mismo modo. Nada que añadir.
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