El viernes, se lidiaron los jandillas en Pamplona. Fue una corrida que, si bien tuvo movilidad, le faltó casta. El lote con más picante fue a parar a manos de Pepín Liria, que estuvo en su linea. Voluntarioso y entregado, aunque a la hora de torear no estuvo muy afortunado. Se llevó un puntazo en la cara al entrar a matar al primero.
El Cid tuvo enfrente dos toros muy diferentes. El primero, como dicen ahora, no sirvió. Lo intentó sin mucha fe y sabiendo que no iba a obtener nada reseñable. El quinto, fue un toro pronto, con movilidad y repetición, pero al que le faltó humillar. La faena tuvo dos partes. La primera mitad, en la que no se metió con el toro, llevandolo a su aire y toreando despegado. En la segunda parte, bajó algo más la mano y se ajustó más con el toro. Aunque no estuvo mal, podía haber estado mucho mejor. Perdió el trofeo por la espada.
Completó el cartel El Fandi. Tuvo un primer toro noble pero que fue a menos en la muleta. Realizó el toreo que acostumbra, muy vulgar. Cortó una oreja, en gran parte por el tercio de banderillas. Con el sexto, un animal que se paró tras tres muletazos, formó un lio en banderillas y no tuvo opción en el último tercio.
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