Muy aburrido resultó el festejo que puso punto y final a la temporada madrileña. No podía ser de otra manera, tras el año que hemos padecido. Los novillos, de Montes de Oca, no se parecieron en nada a sus hermanos del año pasado. Resultaron muy flojos (dos de ellos devueltos al corral) y descastados.
De los novilleros, casi mejor no hablar. Pusieron cierta voluntad aunque se mostraron siempre muy vulgares.
Nota: foto del novillo que cerró la temporada. Muy bonito por fuera pero podrido por dentro. No tenía ni una gota de sangre brava. Publicada en www.las-ventas.com.
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