Toros de el Puerto de San Lorenzo, mal presentados. Resultaron inválidos y muy bajos de casta. Destacó el cuarto, que se vino arriba en la muleta y repitió las embestidas con nobleza. El segundo bis, además de impresentable fue un morucho.
Segundo y tercero, devueltos. Sobreros de Carmen Segovia, con sus complicaciones aunque se apagó pronto, y Salvador Domeq, parado y descastado.
El Cid, se reencontró por momentos consigo mismo. Cortó una oreja del cuarto, cuando parecía que la tarde se le iba. Pero su mano izquierda, la que le ha dado tanto, hizo el milagro. Fueron tres tandas, con sus altibajos. Hubo un natural, en la primera, maravilloso; la segunda resultó la mas completa y otros dos, destacaron en la última. Toda la plaza empujó y alentó al torero. La estocada cayó trasera y desprendida. No se si el conjunto fue de oreja, seguramente no, pero después del mal rato del otro día, me alegro mucho por él y espero que le sirva para coger moral y confianza. Necesitamos a este torero mas que nunca. Eso si, sobraron adornos y desplantes, pero eso hace ver el esfuerzo que le supuso estar así con el toro.
De Perera sólo se puede destacar el tremeno volteretón que sufrió en el segundo, tras un esfuerzo inutil. Un toro así nunca te puede coger. Alargó demasiado el trasteo. Con el quinto, mecánico e intentando su toreo de cercanías sin éxito.
Completó cartel Luque, que no tuvo opciones pues su lote fue infumable. Lo único reseñable, fueron las dos verónicas que dibujó en el sexto.
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1 comentario:
Coincido Luis en tu crónica. Lo de El Cid lo has clavado, me alegra coincidir una vez más.
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