Ayer se lidió una interesante novillada de Flor de Jara. Bien presentada aunque sin ningún exceso, dura y con casta. Manejable el primero; peligroso y con sentido el segundo; complicado y con sentido el tercero; deslucido el cuarto; muy encastado el quinto; noble el sexto.
Destacar la emoción presente toda la tarde, sólo posible cuando aparece esa palabra mágica llamada casta. Todo lo que se le hizo a la novillada tuvo mucho mérito pues no resultaron nada fáciles. Destacó el quinto, con gran casta y tomando la muleta por abajo.
Gran tercio de varas en el tercero, donde se lució Luciano Briceño, quien dio una lección de como se practica esta suerte.
Destacar, sin duda, la actitud de Jimenez Fortes y Victor Barrio. Recordaron a los novilleros antiguos, saliendo a jugársela sin trampa ni cartón.
El primero de ellos, lo pagó con una cornada nada mas comenzar la faena al segundo. Antes lo había lanceado maravillosamente de capote, en verónicas cadenciosas y con mucho temple. El novillo cambió en la muleta y en cuanto le vio se fue a por él propinandole la cornada. Luego llegarían mas sustos y otra voltereta, porque el joven espada no perdió la fe ni las ganas y volvía una y otra vez, como si nada, a la cara del novillo. Muy digna actuación y ganas de volver a verle.
A punto de seguir sus pasos estuvo Victor Barrio, al recibir al tercero en los medios. En el remate de las gaoneras, rodillas en tierra, se le metió por dentro y le dibujó la cornada por el vientre. Ni se inmutó. Siguió con gran disposición toda la tarde. Cierto es que no consiguió domeñar a ninguno de sus oponentes, pero eso es algo que se puede perdonar a un novillero. Dio una vuelta al ruedo en el quinto, donde fue de mas a menos y quedó la sensación de que ganó el novillo. De todas formas, da gusto ver novilleros así.
Manuel Larios, se mostró el menos placeado de los tres y estuvo muy vulgar toda la tarde, con el lote más fácil. Se dejó escapar al sexto, un gran novillo en la muleta. Noble, franco y con la emoción suficiente para transmitir al tendido.
En definitiva, una tarde muy interesante, en la que no se aburrió nadie por el comportamiento de los novillos y la actitud de los dos novilleros.
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