La tarde del viernes, estuvo pasada por agua. No paró de llover durante todo el festejo. Llegaban los figuras, para enfrentarse a una corrida de Victoriano del Rio, triunfadora los dos años anteriores.
En esta ocasión, la corrida no resultó tan buena como sus predecesoras. Los tres primeros, resultaron inválidos y dsecastados. El sexto, fue un auténtico borrego sin la mas mínima emoción. Se simuló la suerte de varas en casi todos los ejemplares. Sólo se salvaron cuarto y quinto. Éste último resultó encastadito. El cuarto, fue el toro de la tarde y uno de los de la feria. Bravo en varas, donde acudió con alegría y empujó en el peto con fijeza. En la muleta, repitió las embestidas con gran nobleza. No ayudaron los terrenos donde fue lidiado, siempre pegado a tablas. Su único lunar, quererse rajar al final de faena.
Le correspondió a Morante, que cortó una oreja muy protestada. Es verdad, que fue un trofeo algo generoso, pues además mató mal. Pero, lo que no se puede discutir, es el toreo diferente, alejado de la vulgaridad que vemos tarde tras tarde. No fue faena redonda, ni mucho menos. Fueron pinceladas. Desde el toreo a la verónica, rematado con una media de cartel, para quitar luego por delantales singulares. Luego, muletazos sueltos. A destacar, uno en redondo, templadísimo, largo y rematado atrás. Es verdad, que el toro merecía faena más completa pero vimos algo diferente, lejos de los vulgares pegapases. Fueron muletazos con sabor y torería, con remates bellos y detalles de tauromaquía añeja que siempre reconfortan a uno.
El Juli, ante el quinto, le costó domeñarlo y, sólo al final, logró una tanda templada y bajando la mano de mérito. Se tiró a matar recibiendo en dos ocasiones (detalle siempre a destacar).
Manzanares, dibujo muletazos de salón ante el moribundo sexto. Aquello no podía emocionar nunca. Era como torear sin toro.
Pd: foto del cuarto toro de la tarde, de nombre "Cubano". Publicada en www.las-ventas.com
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