Buena corrida de Peñajara. Después de tantos años de ausencia todos dudábamos de su estado, pero sorprendió para bien. Fue una corrida bien presentada, de preciosa lámina y con cuatro toros para soñar el toreo y poner la plaza patas arriba. Eso no ocurrió, porque se fueron sin torear. Sus matadores no estuvieron a la altura y desaprovecharon una gran oportunidad.
Manolo Sánchez (que no se que pintaba en la feria), dejó escapar al precioso sardo que hizo primero ¡Que nobleza! Nunca se confió ni apostó de verdad. Toreó en la periferia y muy despegado. Sólo un natural y un trincherazo, al final de faena, tuvieron sabor. Muy poco para semejante regalo.
Eugenio de Mora, desaprovechó al quinto. Un precioso y espectacular toro sardo (en mi opinión era más salinero que sardo), que llegó a la muleta con transmisión y un buen pitón izquierdo. Nunca se acopló. Otra oportunidad perdida, y van....
Antonio Barrera, se dio una vuelta al ruedo por su cuenta en el sexto. Fue un toro con un gran pitón derecho, con nobleza, alegría y transmisión. Practicó un toreo pueblerino. Siempre por debajo del astado, toreando a gran velocidad y de forma atropellada.
Con el tercero, otro toro de gran nobleza aunque mas justo de fuerza, tuvo una actuación muy vulgar.
Sólo segundo, con poca fuerza y a menos, y cuarto, noble pero soso, bajaron el tono de la corrida.
Fue una grata sorpresa y demostró porqué los tres espadas de ayer están donde están.
Pd: foto del primer toro de la tarde, publicada en www.las-ventas.com
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