
Llegó el momento esperado por todos. El regreso de José Tomás a Madrid. El resultado: cuatro orejas, apoteosis, locura colectiva y algo que pasará a la historia del toreo.
Hay mucho que hablar y que contar.
Lo primero que hay que explicar, es el ambiente que se vivió en la plaza. Nunca he vivido algo parecido. Esa forma de aclamar, esos silencios cada vez que JT intervenía en la lidia y un fervor desorbitado. Los había, que parecían auténticos hooligans. Coreaban cada intervención como si les fuera la vida en ello. Daba igual si si era bueno, regular o malo. No dudaban en increpar a cualquiera que osara hacer algún comentario, fuese cual fuese. Se aplaudía todo. Como ejemplo, el brindis al público en su primer toro, puso a la plaza en pie. Estaba claro que, la gran masa y aquellos que habían pagado cantidades desorbitadas de dinero, no iban a parar hasta ver a su ídolo a hombros.
Creo que en esta fiesta es imprescindible la pasión, pero siempre que no te haga perder la noción de la realidad. La pasión es buena pero puede llevar al extremismo, que es lo que les pasó a muchos en la tarde de ayer.
La realidad fue que, en su primer toro, cortó dos orejas exageradas. Estuvo bien, por encima de su enemigo, dio muletazos muy buenos, pero no alcanzó el nivel exigible para cortar dos orejas en Madrid. Fue faena de altibajos, de menos a más. En las primeras tandas, hubo muchos enganchones, hasta que le cogió el sitio. Fue entonces, cuando ligó dos tandas extraordinarias, una por cada pitón. Los adornos finales, con trincheras y pases del desprecio, fueron de gran torería. Mató encunandose en las astas del toro, dejando la espada arriba. Con una era mas que suficiente, pero la gente estaba como loca y todo se desbordó.
Pero llegó el quinto y, ahí, si que no hay dudas. Estuvo sensacional y convenció a todos. Bordó el toreo de capote, en un quite por verónicas. Hubo tres lentísimas y muy templadas. Con la muleta, fue un recital. Comenzó por estatuarios, sin moverse un milímetro, pasandose al toro muy cerca. ¡Que emoción! El remate por bajo, enganchado con el pase de pecho, hizo estallar la plaza. Todos en pie. Luego vendrían dos tandas por el lado derecho y otra más al natural. Todo muy cruzado, con gran pureza, bajando la mano y rematando detrás de la cadera cada muletazo. En definitiva, toreó. No importó ni las fuertes rachas de viento que soplaron. Todos nos volviamos locos. El mejor JT había vuelto. Ya no había dudas. Remató su labor con naturales de frente, que pusieron el broche de oro a una actuación magnífica. Mató al encuentro y cayeron otras dos orejas, estas si, de ley.
La gente en pie, coreaba al diestro a gritos de ¡torero, torero!, caían al ruedo sombreros y muchos se hacían cruces, en los tendidos, por lo que acababan de presenciar.
También hay que decir que su disposición fue muy buena toda la tarde. No perdonó un quite. Primero por gaoneras, muy ajustadas. Luego por chicuelinas. En el cuarto, por delantales. En el quinto, el ya comentado, a la verónica.
Todo terminó con el ídolo a hombros, el primero en conseguirlo esta temporada, en medio del delirio colectivo.
Del resto, poco que comentar pues, como era de esperar, la corrida se basó en los dos toros del diestro de Galapagar.
Javier Conde, cumplió a la prefección su papel de comparsa. Daniel Luque, mostró buena disposición, pero se enfrentó al peor lote.
La corrida de Victoriano del Rio, también cumplió su papel. Resultó justa de todo. Algo desigual de presencia, todos con cara y astifinos pero con distinto remate. Justa de fuerzas, salvo cuarto y quinto. Todos fueron nobles para el torero. Los mejores, cuarto y quinto, aunque éste duró poco.
Una vez pasado este capítulo, voy a soñar un poco. Me encantaría que JT aparcara las maneras en que esta haciendo las cosas. Volviera al escalafón, a enfrentarse con todos, y a las grandes ferias. Es donde hay que ver a este espada. Es un torero imprescindible hoy en día para la fiesta, aparte de por su forma de torear, por la gran gente que congrega y por la repercusión que tiene todo lo que hace. Por eso, sería bueno que torease en las grandes plazas, con televisión, para que todo el mundo lo pueda ver, y con el toro serio. Y se que es una utopía, pero me encantaría verle en esta plaza con otro tipo de corrida ¿Se imaginan una de Victorino, con JT y El Cid? Se que me he vuelto loco, se me ha subido demasiado a la cabeza.
Pd: foto de Juan Pelegrín para www.las-ventas.comDe momento, el día 15, más.